Una mañana de otoño

Camino sólo por la calle, con el peso de mi maleta en la espalda, con Mozart en mis oídos, el sol acaricia mi cara, con la calidez de las mañanas de otoño, empiezo a sentir un viento firme sobre mi cuerpo, un aire frío, pero agradable, me obliga la sensación a cerrar las ojos caminando, aceptando con agrado ese empujé en contra de mi andar, se siente como una caricia muy fresca, muy suave, mi chaleco de abre, al parecer con la intención de absorber mas viento, inconscientemente mis brazos se abren ante el gusto de la sensación, empiezo a aspirar a suspirar mi pecho se llena de sensaciones, mis pasos se hacen más cortos, no por el empuje del viento, sino con la finalidad de alargar la marcha, poco a poco se termina el viento, despertándome a la realidad, bajo los brazos, abro mis ojos, y mi cara sonríe agradeciendo la experiencia, una experiencia que sólo una mañana de otoño es capaz de dar...

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